BMW F650GS 2005. Cuando la monocilíndrica de BMW se llamaba así.

Parada en Serranillos aderezada con torreznos y croquetas.

Pues, como de vez en cuando, habíamos quedado para hacer unos kilómetros con los amigos. Esta vez nos juntamos con Miguel y Olga, Bea y Omar, el otro Miguel “jovencito mutante” (esto es un guiño para el que se sepa la canción) y el que suscribe con Bea (esta vez venían las Beas por duplicado al igual que los Migueles).

La ruta consistiría en, saliendo desde Robledo, dirigirnos hasta Cebreros, Burgohondo, Serranillos (con parada y torreznos…), Mombeltran, pto. del Pico, Navalacruz, El Barraco, San Martín y para casita.

Tiempo inmejorable, buenas carreteras, buena compañía, y poco tráfico donde realmente importaba.



Pero la particularidad de esta salida, era que le había pedido prestada la moto a mi querido hermano, un poco con la excusa de quitarle las telarañas y darle un paseíto.

Y claro, la cosa cambia mucho viniendo de la mía.

·         Primera impresión, estética.

Es una moto que me gusta. Tiene cierto toque de estética campera, y no está sobrecargada de plásticos. El color es algo sobrio, pero en líneas generales, me parece atractiva.



Preeciosa.



·         Posición de conducción, inicialmente.



En parado te subes y te sientes cómodo, todo en su sitio, y quizás más baja y pequeña, en general que la F800S. Aunque por recorrido de suspensiones cabría esperar lo contrario. No sé si esta impresión es real, pero tanto a mí como a Bea, nos pareció más pequeña.

·         En marcha.

Arrancamos el tractor, tenemos un mono cilíndrico debajo de las piernas, al fin y al cabo. Sonido bonito, y cambio más suave que en la mía. Vibra bastante, lo que hace que los retrovisores no sean muy efectivos, pero no llega a ser desagradable, al menos en los casi 300km que hicimos.

·         Protección viento.

La moto lleva una cúpula alta de Givi, que protege muy bien del viento, pero que para mí producía demasiado ruido por las turbulencias. Mi hermano dice que él no nota esto, pero que bien puede haberse acostumbrado.

·         Tacto general.

Correcto, sin alardes. Lo que decía, el cambio más suave que en mi bi, y los mandos de intermitencia al estilo “japo”, todo en la misma piña.

·         Frenos.

Una cosa que me sorprendió fue lo poco que frena el de delante. Claro, también estoy acostumbrado a un doble disco, y pasar a un único disco, y con suspensiones más largas, se nota. En definitiva, si tienes que detenerla, y más con dos personas, tendrás que usar ambos frenos. Siendo el de atrás un freno bastante dosificables para lo que he visto en otras motos. Lleva ABS, pero no hubo necesidad de probarlo.



La F650GS de frente.



·         Sensaciones.

Pues muy buenas, para que decir otra cosa. Pero yo también soy un chico fácil con las motos, y en cuanto me hacen un par de mimitos me lo paso teta con una.

Sabiendo lo que tienes entre manos, la puedes disfrutar muchísimo.  El chasis cumple bastante bien, y no se mueve demasiado, aunque si se nota que no es muy rígido, y algún cabeceo aparece. Y tumbar, como el que más, y hasta lo que te dejen los neumáticos que lleva. Eso sí, con acompañante hay que subir algo la precarga del trasero si no quieres que rasque el caballete.

·         Motor, prestaciones.

Pues el motor está lleno en toda su curva, que aunque es corta, empuja con contundencia. Son sólo 48cv, suficientes para ir por encima de los límites permitidos, pero que en grandes rectas nos separan de nuestros acompañantes-

Su habitad natural, las carreteras ratoneras, y si tienen algo de mal firme mejor. Allí puede poner en evidencia a muchos pepinos de mucho más caballaje.

Respecto a la relación de cambio me he bajado con la sensación que de las 5 marchas sobran 3, al menos para circular en carretera. La quinta es una “overdrive” para conseguir cruceros decentes (en torno a los 140) aunque seguro que apretándola se podría llegar a los 160 ó más. Y con 2ª y 3ª casi se puede salir de parado.  

·         Comodidad después de kilómetros.

Otro de los peros. Acabamos un poco petados después de sólo 280 km, eso sí, con varias paradas. No sé si por estar acostumbrados a la ergonomía de la Lola o porque esta moto es así. Bea con los riñones cansados de hacer fuerza para sujetarse, con la Lola normalmente se sujeta haciendo fuerza con las piernas y con las asas, pero en esta tenía que tirar de espalda porque la distancia a las estriberas era mayor. También su parte del asiento es más corta que en la F800S y la sitúan más encima de mí. Yo, con las rodillas un poco encogidas, bastante más que en la F800S, y con la idea de que muchos kilómetros podrían machacarlas más. La posición más erguida y el manillar de doble altura, contribuyen a una posición más relajada de torso y parte superior, pero como digo no noté la mejora de comodidad que se le supone a una trail respecto a una de carretera (aunque la mía, por diseño está hecha para tipos grandes como yo). También hay que pensar que conducir una moto que no conoces, al principio es menos relajado, y esto también termina pasando factura en el cansancio acomulado.

·         Conclusión.

En definitiva, una buena moto, con sus pros y contras, pero que para nada me importaría tener en “mi garaje” . Con ella puedes llegar hasta donde te propongas, y dada su probada fiabilidad, también podrás llegar durante muchos años.

Espero hacerle algunos kilómetros más en alguna otra ocasión.

Gracias a Ignacio por este regalo.




Para Emilio, con cariño, Fer....;-)