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20/3/11

Lugares y gente interesante

Ya hacía tiempo, y sobre todo ganas. Las últimas semanas de lluvia no han sido demasiado propicias para salir en moto y es por eso que ya teníamos ganas de dar un "paseito".
Sin estar publicado en los canales públicos habituales, por tener algún tramo que no estaba explorado, nos pusimos de acuerdo Canelo y yo para visitar los valles del Jerte y el Tietar el sábado 19.

Quedamos a una horita prudencial, a las 10:00 en la gasolinera de Pelayos de la Presa...yo llegué cinco minutitos tarde, en parte por el tráfico desde las Navas hasta Pelayos y en parte porque hacer esperar 5 minutines a Ferrrr es algo que me encanta, sólo por verle señalarse el reloj cuando me ve aparecer.

No nos dimos tiempo ni para repostar, así eran las ganas de moto que teníamos, de modo que según llegué, Fer se vistió y salimos enseguida en dirección a San Martín de Valdeiglesias. El día era realmente prometedor...temperatura muy suave y muy buena visibilidad, por poner un "pero" quizás algo de tráfico de más, pero sólo por la 501.

El primer objetivo era El Barraco, pasando por el pantano del Burguillo, que hay que decir que está en uno de sus grandes momentos, lleno hasta los bordes y con un agua azul increíble. En El Barraco nos desviamos hacia la Venta del Obispo siguiendo esta carretera hasta el desvío de Navalacruz. En este punto ya el tráfico era prácticamente inexistente con lo que pudimos disfrutar de la carretera y los paisajes de aquellos parajes. Como anécdota reseñable diré que rodaba Fernando delante y en un momento dado su rueda trasera levantó una china que me pegó directamente en la uña del meñique de la mano izquierda, cosa que me llenó de felicidad.

Una vez en la carretera de Ávila a Toledo nos desviamos hacia Barajas y pudimos pasar por unos valles muy ámplios que nos dejaban ver lo imponente de la Sierra de Gredos con las cumbres aún con mucha nieve.
Alucinante vista de la Sierra de Gredos


Tras el primer repostaje, tiramos hacia el Barco de Ávila y, aunque no llegamos a parar, rodamos muy despacito para no dejar de echar un ojo a su fortaleza y a su puente romano. Enfilamos en dirección a Plasencia y tras subir el puerto de Tornavacas, paramos en el mirador para echar un ojo al valle del Jerte a vista de pájaro...
Vista del Valle del Jerte
Bajamos este puerto...que hay que decir que estaba un pelín peligroso por tener algo de grava suelta, y siguiendo la carretera hacia Plasencia nos desviamos en dirección a El Piornal. La subida hacia este pueblo es sencillamente impresionante, una de esas carreteras en las que no te puedes distraer por si te vas por el barranco para abajo, pero las vistas no lo ponen fácil el mantener los sentidos puestos en el pilotaje.

Tras una paradita en el mirador, tiramos directamente hacia Garganta de la Olla, para degustar la morcilla roja y las croquetas del lugar. Aquí, la primera sorpresa, apareció mi amigo Alfonso, con toda su familia y aparcó justo en el único sitio que podía tapar nuestra salida en el aparcamiento. Tras saludarlo me comentó que otro buen amigo estaba en su pueblo, el Guijo de Santa Bárbara. Teniendo en cuenta que hacía mucho que no lo veía y que el Guijo estaba en nuestra ruta de vuelta, después de comer, tiramos para allá con idea de tomar el cafetito.

Con un hilo de cobertura, conseguí hablar con Emilio, que apareció en menos de cinco minutos. Esto, para mí, fue una de las mejores cosas de la jornada, pura hospitalidad, agradable conversación y la ilusión de ver a un buen amigo después de bastante tiempo sin hacerlo.
Aprovechando que estábamos allí, nos hicimos con viandas del lugar, mermeladas caseras, lomo ibérico, patés, tasajos... todo ello en Casa Alonso, una tiendecita más que recomendable por la amabilidad de la persona que la regenta y por el gusto con el que está puesta. Tengo que agradecer a Emilio que esos licores y patés que corrieron de su cuenta y que con todo el placer del mundo consumiremos a su salud.
Emilio y yo


Tras despedirnos de Emilio, enfilamos a Jarandilla para seguir la carretera de la Vera hacia Candeleda y posteriormente hacia Arenas de San Pedro. Este último tramo...de los que más me gustan de esta ruta...unos 10Kms a través de un pinar con una carretera estrecha y revirada, sencillamente perfecta.

A partir de Ramacastañas, por la 501 a casa directos.

Al final, 565 kms con un tiempo excelente, lugares impresionantes y el enorme placer de haberme encontrado con Alfonso y haber podido disfrutar de un café con un muy buen amigo.

2 comentarios:

  1. Sólo añadir un par de cosas:
    - Lo del reloj lo hago por lo mismo que Miguel hace lo de llegar tarde...por verle cabecear según se lo muestro.
    - Lo de la china es por ir demasido cerca...;-)

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  2. Y bueno, redundar en lo que cuenta Miguel.
    Tiempo y temperatura perfecta para rodar.
    Ya en faena, carreteras muy tranquilas y con paisajes impresionantes...y con muchas ganas de repetir...

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